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-Capítulo 1- _Es sábado, son las ocho de

Capítulo 1 -

Es sábado, son las ocho de la noche y mis compras están listas en la heladera. Me bañé, hice mis cosas de mina y abrí un vino por pura ansiedad. A decir verdad, en ningún lado está escrito que beber una copa a esta hora es pecado, y sino, de última, cada uno elige sus propias batallas. Los mensajes de WhatsApp de mi grupo de amigas estallan. Hay preguntas, consejos, experiencias personales y hasta alguna que otra receta. Quien diría que un día íbamos a estar charlando de cómo hacer una salsa de hongos o sobre el punto para que una pasta quede al dente. Nosotras que siempre nos peleamos por ser Carrie de Sex and the city, hoy charlamos sobre los beneficios de cortar una pechuga en trozos o dejarla entera. Pasa es que, a lo largo de la vida, uno siempre tiene permitidos 5' giles y yo usé esa ficha en invitar al flaco que me gusta a cenar a casa. Todavía me acuerdo cuando se lo conté a las chicas. Las risas fueron bastante intensas, exceptuando Candela, que se toma todo muy enserio y autómaticamente se agarro la cabeza. Pero bueno, ahora ya está y cuando te metes en un baile sólo te queda menear hasta abajo. -Sabri, y si le decís que tu vieja está engripada y tenes que cuidarla?- escribió Celina. -Esa mentira es más obvia que comprar comida hecha diciendo que todo el edificio se quedó sin gas- respondió Martina en mayúsculas. -Mi vieja dice que cocina algo express y te lo alcanza a tu casa. Después lo pones 5 minutos en el microondas y quedas como una reina- comentó Virginia, seguido de un eterno jajaja. -Chicas, no me están ayudando demasiado. Voy por la segunda copa y, si sigo así, cuando llegué Pedro voy a estar desmayada o dormida. Basta, voy a tratar de pelar verduras y apenas tenga todo en marcha les mando foto- corté la charla y puse manos a la obra. Arranqué a cocinar, o mejor dicho, empecé a dudar de todo lo que estaba haciendo. Tenía frente a mí un pollo semi desnudo al que debía bañar en limón y untar con una serie de condimentos exóticos. Me daba mucha impresión, no lo voy a negar pero trataba de mantener mi mente ocupada pensando que ojalá dicha actividad no sea lo más divertido que vaya a hacer esta noche.

-Capítulo 2-_El pollo se doraba paciente

Capítulo 2 -

El pollo se doraba paciente en el horno. Con Pedro habíamos acordado para las 21.30hs así que, aún tenía media hora para terminar de alistarme y poner la mesa. Que difícil armar un look lindo y casual para recibir a alguien en casa. Mis amigas seguían enviando mensajes poco útiles por lo que decidí silenciar el teléfono. Había aprovechado toda la tarde para limpiar mi hogar y, mientras ordenaba, encontré unas velas aromáticas que había comprado hace no sé ya cuanto tiempo. Pensé en encenderlas antes que Pepe llegue pero, cuando tomé conciencia del olor a pollo que había en toda la casa preferí usarlas. El aroma de mi hogar era la mezcla exacta entre una rotisería de playa con una santería barata. Al instante, se me ocurrió pensar que seguro yo olía de la misma manera pero, lejos de preocuparme, me dio risa. En el medio de mis carcajadas y, cuando reforzaba mi perfume, sonó el timbre. -Qué? Ya? No, no puede ser. Faltan 10 minutos aún- murmuré pensando que nadie llega antes a una cita. Me acerqué a la mirilla para abrir la puerta cuando veo, en 1° plano, la cara de mi prima Lola. -Lola, sos vos?- sabía que era una pregunta tonta, pero es lo primero que se me vino a la cabeza. -Si, abrime que traigo un kilo de helado-. A los 5' estábamos las dos en la puerta de casa, abrazadas, con ella llorando. La hice pasar y, mientras le ofrecía mi copa de vino sonó el timbre nuevamente. -Esperas a alguien- preguntó Lola gimoteando. -Eh, sí, un amigo de la facultad. Terminamos los exámenes y nos debíamos una cena festiva- mentí rápidamente. -Pero, ahora que te miro, estás muy arreglada y tu casa huele a comida casera y a vainilla! Estás segura de que no llegué en mal momento? Te llamé por teléfono y, como no respondiste, me vine directamente. Que tonta soy- repetía Lola, a la vez que se agarraba la cabeza. Fui a abrirle la puerta a Pedro mientras chequeaba que mi celular tenía 10 llamadas perdidas. Ahora estaba parada frente al espejo de entrada pensando como iba a decirle a mi invitado que ya no éramos 2, sino 3. Que pasaba de ser mi cita a mi "compañero de la facultad" y que debíamos jugar a ser psicólogos por el resto de la noche.

-Capítulo 3-_Estábamos los 3 a punto de

Capítulo 3 -

Estábamos los 3 a punto de comer el helado que trajo Lola. Nadie podía respirar. Nos habíamos devorado el pollo entero mientras oíamos atentos el episodio de desamor de mi prima. Debo admitir que no está bueno opinar sobre vida ajena, pero su historia nos tenía más atrapados que el final de Lost. Tan alucinados que, en un momento, hasta habíamos olvidado todo tipo de protocolo y terminamos despatarrados alrededor de mi mesa ratona, comiendo con la mano, y casi que limpiándonos la boca con los puños de la ropa. Aprovechamos cada ocasión para brindar e insultar a Gonza (ahora ex de Lola). La verdad es que no tenía nada en contra de ese flaco, Pedro ni siquiera lo conocía, pero la secuencia era tan divertida que hasta inventé una cancioncita que rimaba divino (nota mental: cuando mañana recuerdes todo esto, vas a desear morirte y reencarnarte en un farol de Narnia). –Hola romanticismo, qué tal? Soy Sabri. Quería avisarte que si estabas por venir no hace falta. Lo dejamos para otro día, o mejor dicho para otra vida. Me estoy cavando mi propia fosa y no creo sea necesaria tu ayuda- pensé mientras bailoteaba con la cuchara en la boca llena de crema americana. Y es que, a decir verdad, esto se había convertido en una especie de “desgracia con chance de suerte” (sí, permítanme modificar un poco el refrán). Si salía mal, mañana iba a estar llorando con mis amigas a lo “Lola” y, si no, iba a comenzar a pensar en mi casorio y, en paralelo, los nombres de mis 5 hijos y 12 perros. Momentos bizarros hubo muchos pero el más gracioso fue cuando mi prima le preguntó a Pepe por qué decidió estudiar psicología. Juro que casi estallo a carcajadas y escupo el vino sobre la mesa. Pasa que Pedro es abogado y nadie está más lejos de la psiquis humana que él. Mintió muy bien de todas maneras, inventando que tuvo esa materia en la escuela y su profe lo incentivó para que se inclinara por dicha profesión. Tuvimos 1' a solas cuando Lola se fue al baño. -Te va a salir caro este "favorcito"- me susurró al oído mientras atinó a darme un beso que se desvió y aterrizó en mi cachete derecho. Me sonreí y pensé que, quizá, esta primera batalla ya la había ganado.

-Capítulo 4-_Me desperté debido a los ru

Capítulo 4 -

Me desperté debido a los ruidos que provenían de mi cocina. Había olvidado lo que significaba amanecer con Lola en la misma casa. Hace un par de años atrás, apenas llegué a estudiar a Bs As, vivimos unos meses juntas. Desde chicas tuvimos un vínculo muy cercano pero, la verdad es que siempre fuimos muy diferentes. Lola trabaja hace 6 años en un estudio contable, es ordenada, metódica, prolija y obsesiva con su estética. Le gusta levantarse temprano, vestirse a la moda y comer de esos productos carísimos que se conocen como “FIT”. Pertenece al grupo de personas que visita el gimnasio a las 9 p.m. aunque su día de trabajo haya sido muy arduo. Por otro lado, en la vereda de enfrente, estoy yo. Soy de los que aman comer chatarras en la cama, andar en pijama todo el día y comprar ropa en ferias americanas. Tomé voluntad y me levanté de la cama. Me dirigí al comedor y, como era de esperar, estaba puesta la mesa con cereales, frutas, yogurt, jugo y café. Obviamente Lola había estado en el supermercado porque, hasta donde yo recuerdo, en casa solo había 2 limones, 3 huevos y un trozo de queso. -Me había olvidado de lo bueno que era desayunar con vos- comenté mientras me frotaba la panza y robaba una uva del racimo. -No te acostumbres porque ya me siento mejor y hoy vuelvo mi depto- dijo mi prima, mientras terminaba de contestar un mail en su celular y se preparaba para lanzar un cuestionario hacia mi persona. -Pedro no es compañero tuyo de la facultad, verdad?- preguntó enfáticamente. -Eh, no entiendo porqué me preguntas eso- respondí, a la vez que juntaba una cuchara que tiré al piso. -Lo noté cuando hablamos de la carrera y, apenas vi que su mochila tenía el logo de un estudio jurídico- arremetió y su cara se transformó en la de un detective que acaba de resolver un crimen. La siguiente hora hablamos de mi posible relación con Pedro y de la culpa que ella sentía por haber interrumpido mi cita. Estábamos terminando de desayunar cuando sonó el timbre. Abrí la puerta y un chico traía un paquete sin remitente. La caja contenía un chocolate con una nota que decía: "Mañana te invito a cenar a casa. Si la respuesta es sí, espero tu llamado".
Continuará...

-Capítulo 5-_Llegué 30' tarde a lo de Pe

Capítulo 5 -

Llegué 30' tarde a lo de Pedro. Era obvio que hizo iba a pasar, teniendo en cuenta las 5 vueltas a la manzana que dí con el auto, arrepentida de haber aceptado su propuesta. –No entiendo cómo no dupliqué la oferta y lo invité nuevamente a casa- me dije, mientras daba unos mini golpecitos al volante. Puse música para tratar de bajar un poco pero sólo se me venía la cara de Lola a la cabeza y con ello, las ganas de matarla. Seguí girando por el barrio hasta que tomé coraje y estacioné. Bajé del coche y caminé lo más lento posible, como si de esa manera lograría retrasar lo inevitable o daría tiempo a que llegue algún mensaje de su parte, diciendo que un grupo de extraterrestres había invadido su casa y lo dejábamos para otro día. Pero como la historia la escriben los vencedores, tomé aire y toqué el timbre. Durante los 6 pisos que me separaban de su casa en ascensor agarré un chicle, me acomodé el pelo 3 veces para cada lado, retoqué mi labial y enderecé mi vestido. Creo que ni un día de 24hs me rinde tanto. Aparecí en un pasillo lúgubre apenas iluminado por la luz que salía de una puerta entreabierta. Una voz desde el interior me pidió que pase y vaya directo a la cocina. El aroma que había en ese hogar era indescriptible. Por 1 segundo imaginé a su madre amasando ravioles en la mesada y pensé que aquello podía convertirse en una especie de venganza por lo de Lola. Seguí los sonidos de las sartenes y terminé de golpe frente a él. Sentí alivio al ver que estaba sólo, pero se me entrecortó la respiración cuando caí en lo lindo que estaba. –Es que no hay nada más sexy que un hombre cocinando- pensé y una sonrisa se me dibujó en la cara -Llegaste tarde, eh- tiró mientras salteaba unas verduras y me servía una copa de vino. La verdad es que era un espectáculo verlo. Se movía como pez en el agua. Me imaginaba a mí misma haciendo tantas cosas juntas y agradecí no haber sido la anfitriona. Las 5hs que compartimos juntos fueron increíbles. Tomamos, comimos y nos reímos hasta las lágrimas. El mejor maridaje fue el nuestro cuando fuimos a su habitación, pero eso mejor lo dejo para otra historia.
Fin!

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